Jack Ryan (en su versión original, Tom Clancy’s Jack Ryan) es una serie de acción y geopolítica producida por Amazon Prime para televisión. Está basada en personajes de Ryanverse, creados por Carlton Cuse y Graham Roland a partir de las novelas de Tom Clancy. Fue estrenada oficialmente el 31 de agosto de 2018. En abril de 2019, Amazon renovó la serie para su segunda temporada, estrenada el 31 de octubre de 2019. En febrero de 2020, Amazon renovó la serie para una tercera. Cada una de las temporadas es “autoconclusiva”, y hasta ahora no hay noticia de una posible continuación.
A lo largo de los últimos treinta y tantos años algunas novelas de este personaje han sido llevadas al cine, con mayor o menor fortuna. Para quien esto escribe, La caza del Octubre Rojo (1990) y las protagonizadas por Harrison Ford (Juego de patriotas, en 1992, y Peligro inminente, en 1994) son, con diferencia, las mejores. Establecen una especie de canon respecto del personaje protagonista, un experto analista que, aun poseyendo un pasado militar es, sobre todo, un hombre de inteligencia y perspicacia inusuales, de talante noble y lealtad probada.
A este respecto, la serie que nos ocupa ha oscilado desde la primera temporada —con diferencia la mejor, más coherente y apasionante, en la línea de la extraordinaria Homeland (2011-2020)—, donde Ryan se revela como alguien capaz de intuiciones brillantes que se incorpora a la acción de manera subsidiaria, a ser convertido en una especie de Rambo súper inteligente. Es a este respecto que la segunda temporada naufraga, pienso, tanto por una trama general difícil de creer —la CIA quiere derrocar al tirano que rige Venezuela con mano de hierro, empleando para ello básicamente un puñado de hombres armados—, como por el modo en que el protagonista pasa más tiempo envuelto en acciones bélicas y persecuciones, que intentando dar otras visiones, otras alternativas a los deseos —explícitos o no— del gobierno al que sirve.
La tercera temporada ha sido elaborada casi al dictado de la terrible situación actual en Rusia y Ucrania, y las naciones limítrofes con la antigua Unión Soviética. Es difícil no entenderla como una revisión de las historias y películas inspiradas por la Guerra Fría, desde James Bond a El tercer hombre, pasando por Trece días o la más reciente El puente de los espías, entre otras muchas. En cuanto que revisión actualizada de estos hechos históricos, la tercera temporada se me antoja una especie de síntesis hegeliana en la que, aunque Ryan sigue siendo eminentemente un hombre de acción militar, se observa el esfuerzo por componer un guion un poco más cuidado, equilibrado y, en definitiva, verosímil.
En resumen, una serie que prometía mucho más de lo que da, a pesar del esfuerzo de producción y del estupendo reparto.